Cuánto tiempo sin venir por aquí. Es lo que tiene… pero al menos me he acordado de venir a despedir el año, ya que ni siquiera felicité las navidades. Hacía casi un mes que no escribía, desde que me fui a Strasbourg y a Metz y me inundé de espíritu navideño. Allí todo eran decorativos, luces y nieve por doquier. Y eso, si encima se vive junto a la perraca que más quieres, se convierte en inolvidable. El paisaje nos permitió estampas navideñas como ésta, en la que no hizo falta ningún adorno extra salvo la imprescindible ropa de abrigo.
Pero tuve que volver y me agobié con las mil cosas que tenía que hacer. Cuando terminé lo imprescindible -me queda mucho, pero sigo siendo de las del último minuto- me volví loca comprando regalos para Reyes -espero que los que me rodean se hayan vuelto igual de locos conmigo- y me fui a Alcoi a celebrarlas con los míos. La celebración familiar fue típica, la de los amigos… ¡memorable! Y milagrosa: fui capaz de aguantar bastante con mis taconazos -los Special Price de Zara que creo que tenemos todas- y no se me cayó ni una vez el gran lazo de H&M que adornaba mi vestido palabra de honor a pesar de las múltiples copas que llevaba encima. Aquí os dejo lo divinas que íbamos todas ese día, en el photocall improvisado.
Y tras pasar la resaca correspondiente no tuve más remedio que ponerme un poco las pilas para poderme ir, en un ratito, a celebrar el año nuevo esquiando en Formigal con algunos amigos. El año pasado ya lo hicimos y fue estupendo. Cenamos y nos ponemos guapos, pero nos quedamos en el apartamento jugando y haciendo el tonto porque no es cuestión de abusar demasiado, que al día siguiente queremos abrir las pistas. Ya os contaré qué tal…
Pero lo importante de hoy, último día del año, es lo de siempre. Ya lo dice Ana Torroja… «hacemos el balance de lo bueno y malo», miramos hacia atrás pero también hacia adelante para realizar listas de propósitos, sueños, esperanzas, defectos… Y a mi me encantan las listas. De momento ya tengo mi primera lista: la extensa carta a los Reyes Magos. Y la segunda: la ropa de Zara que me compraré en las rebajas (primera tienda a la que iré). Como véis, muchas de ellas tienen que ver con la fashion victim que llevo dentro, como el propósito de reorganizar mi armario, definir un poco más mi estilo, ser más atrevida y combinar más la ropa -sé que tengo mucha y siempre uso más o menos la misma-.
Pero luego hay alguna lista mucho más importante. Como esa que dice que en 2011 toca terminar las dos carreras -sobreviviendo y disfrutando de las prácticas en magisterio, las cuales incluyen un estupendo mes en Londres gracias a una beca-, conseguir entrar en alguno de los Másters que me hacen ilusión… pero, sobre todo, ser más feliz que nunca, viajar y seguir sonriendo como lo he hecho este 2010. Gracias al Facebook tengo un collage que resume bastante bien mi año en fotos:
Y ya me despido, deseándoos a todos lo mejor para este 2011 que viene. Especialmente, os transmito una frase de la que es una de mis películas favoritas y que cada Navidad soy capaz de ver varias veces: Love Actually: ¡Que el amor nos cosa a leches!
Amore!!! M’alegre que aquest 2010 haja sigut tan bo per a tu i m’alegre d’haver pogut compartir alguns dels millors moments en ell. Sempre seràs la meua minni-ada favorita, perquè ets única. Ets enormement gran. T’estime un montó perla!!! :) Et desitge que l’any que comencem en poques hores siga mil milions de vegades millor que este que estem acabant. 365 besets, un per a cada dia del nou any!!!