Antes que nada, para los lectores habituales que no entienden el catalán diré que este post va dedicado a un grupo de música impresionantemente bueno. Se llama Manel y son cuatro chicos geniales que tocan pop con un toque folk y un rollito guay inconfundible. Sus letras son en catalán, sí. Pero no los rechacéis a priori porque seguro que escucháis música en inglés u otros idiomas que tampoco entendéis del todo y sois capaces de cantarlos tarareando o incluso de pararos a buscar las letras traducidas para ver qué significan. Así que con este grupo podéis hacer lo mismo. De hecho, debéis.

Para los que sí que sepáis catalán y no los escucháis aún, sólo diré: ¿A qué estáis esperando? Dadle al play.

Y para los que sí que los conozcáis sólo deciros que poder asistir por fin a un concierto suyo en directo fue absolutamente increible, y más cuando es en Madrid, donde no es habitual oir hablar -y mucho menos cantar- en mi lengua. Pero sobre todo lo agradecí porque fue irme de Valencia y ver que eran ellos los escogidos para el concierto de bienvenida de la universidad y que además, para colmo, iban a tocar en mi pueblo en un teatro. La rabia me comía por dentro. Hasta que mi querida Lucy me dijo que venían a Madrid. Allá que vamos, claro.

La entrada era algo cara (20 euros) pero también tocaban otros grupos (aunque nosotras sólo escuchamos a Nacho Vegas, también recomendable, por cierto), así que valía la pena. Y más que lo valió después del concierto y del post-concierto. Se hizo muy corto pero intenso. Tocaron casi todas mis favoritas (Ai, Dolors!, Al Mar, Aniversari, Boomerang, La cançó del soldadet, La bola de cristall…) pero eché de menos muchas otras como La gent normal -es lo que tiene que me gusten absolutamente todas sus canciones de los dos discos que han sacado hasta ahora-.

¿Lo mejor? Que cada vez que voy a un concierto de este tipo me vuelvo quinceañera perdida e incluso llego a sacar provecho de ello. Yo soy fan absoluta de Martí, el bajo, y al terminar su concierto y empezar el de Nacho Vegas pasó por mi lado. Emoción, intriga, dolor de barriga. Se ha comido el mismo bocata que yo. Ha pasado a dos metros de mí. Se quedan a escuchar el concierto cerca de nosotras. Pongámonos ahí.

En breves minutos es el cumple de Lucy. Voy a pedir que le canten Aniversari. No, me muero de vergüenza. Venga sí. Qué mas da. No, que me pongo como un tomate. Sí, que hoy puede ser muy mítico. No, que ya se han ido. Sí, que vuelven a salir. No, que se han percatado de mi ridiculez seguro. Sí, total no me conocen. Venga va, están ahí. Ésta es la mía. Y así fue. Fui y le pedí que la felicitaran (pedirle que le cantaran me parecía excesivo). Lo consigo. Dos besos incluidos. Y como dos quinceañeras sonrientes nos volvimos a casa más felices que mil perdices.

¿Os gusta?

PD: Por su culpa -y por Marilyn Monroe en Con faldas y a lo loco– me planteo aprender a tocar el ukelele.