Ayer empezaron los desfiles de la Alta Costura parisina y, de momento, no puedo afirmar otra cosa: señoras y señores, esto ya no es lo que era. Llamadme clasicona pero a mí esto no me impresiona. Quiero vestidazos de infarto. Quiero formas imposibles pero cuidadas. Quiero que París se llene de esplendor y no de cosas raras que no comprendo.

Que igual soy una inculta que no quiere ver la evolución «necesaria», o yo que sé, pero a mí lo que ha hecho Versace no me entusiasma -salvo los colores, que los ácidos me encantan- (me gusta más que su colección con H&M, claro está, pero no pagaría ni por una cosa ni por otra). Si queréis verlo, pinchad aquí.

En cuanto a Alexis Mabille, el tío de los floripondios en la cabeza más grandes que la cabeza en sí y las caras pintadas a juego, he de decir que – a segunda vista- me ha gustado bastante. Que vivan la teatralidad y los vestidos subidos de tono, aunque mi favorito sea uno de los más suaves.

De Boucha Jarrar me gustan las formas y los tejidos. Que sí, que muy mujer práctica y elegante… pero me sabe a poco. Confieso que algún look me lo ponía sin dudarlo. Eso sí, si me lo ofrecieran a precio de Pret-à-porter.

Y, por último, Dior sin Galliano (again). Qué decir que no se haya dicho. Que al genio excéntrico John Galliano le han apaleado de mala manera y que la Haute Couture sin él ni es ni será lo mismo ya lo sabe todo el mundo (incluso Bernard Arnault y LVMH entero, porque sino no se entiende que sigamos esperando sustituto), pero a mí me pones lazos, cinturas de avispa y rollito Mad Men y me haces feliz. Yo del New Look no me canso, que para eso Christian Dior lo creó: para que nunca pasase de moda.

Aunque para mí Dior y la Haute Couture… eran ESTO:

¿Qué es la Haute Couture para vosotros?