Hoy tengo pelu. Llevaba bastante (vale, un mes y pico) intentando ir y por fin tengo hora (Cagolina te quiero por ello). Una vez superado el dilema de a qué peluquería ir (ya que hace tiempo que me quedé sin peluquería fija y llevo ya unos cuantos años vagando cual mendiga sin hogar entre distintas cadenas o pelus de barrio asequibles con el permanente miedo a que me hagan un desastre, por lo que esta vez he decicido asegurarme y copiarle el peluquero a mi mejor amiga, que ella sí sabe), viene la cuestión de qué hacer con mi dichoso pelo.

Socorro. ¿Qué me hago? Primero he de decir que NUNCA JAMÁS he tenido el pelo tan largo como lo tengo ahora, con lo que una parte de mí me dice que me dará pena cortármelo más allá de las puntas estropeadísimas post-verano. Sin embargo, yo siempre he sido chica de pelo corto y eso me tienta. Además he leído muchas veces que cuando hay cambios radicales en tu vida es bueno cambiar también de pelo.

Luego está el tema del flequillo… Yo no lo he llevado mucho, creo que -además de cuando era pequeña y llevaba el tipiquísimo corte de melenita con flequillo- sólo me lo he hecho una vez. Pero a mí me gusta. Es verdad que mucha gente me dice que me hace cara de nena pequeña total, pero tiene su gracia. ¿Inconveniente? Que cuando crece es un coñazo. Sin embargo, mis queridas compis de trabajo votaron porque me lo dejara bastante largo y me pusiera flequillo para cambiar.

¿Y vosotros? ¿Qué opináis?

Vosotros votad, que luego ya veré yo si os hago caso.