Dentro de unos años, cuando nos pongamos a hacer memoria de los vestidos de los Oscars 2015, seguramente no recordemos ninguno de la alfombra roja pero sí que nos vendrán a la mente las carnes y transparencias de Irina Shayk y compañía que lucieron en las after parties como la famosa fiesta de Vanity Fair. ¿Mi opinión respecto a este tipo de «vestidos» (dudo que se les pueda llamar así)? Pues que por buenas que estén, por cuerpos perfectos que tengan y por bien que les queden, atraviesan fácilmente la línea del chonismo y además pueden provocar que gente sin esos tipazos pretenda enfundárselos porque están de moda y acaben provocándonos urticaria en los ojos. Además de fomentar desmesuradamente la idea de la mujer como mero objeto sexual y el cuerpo ultraesquelético como canon de belleza (miren sino a Heidi Klum, que cada vez está más flaca, con lo que a mí me gustaba esta chica). ¿Que la libertad pasa porque cada una enseñe lo que quiera? Pues también. Pero me parece a mí que estas chicas no se ponen esos vestidos en favor del feminismo. ¿Qué opináis vosotros?







Aunque, claro está, que pueden haber vestidos más feos y horrorosos sin necesidad de enseñar carne alguna. Y para muestra éstos:




Las mejor vestidas de las fiestas post-Oscars nos las dejamos para mañana, que la semana da para mucho y no hay que saturar ;)