LOST – THE END

Yo era de esas que se negaba a ver Lost. Decían que enganchaba demasiado y que explicaban menos cosas aún. Decían que era épica pero no había una cadena fija para verla. Decían que era bonita pero que la tensión y el sufrimiento estaban demasiado presentes. Me recordaba a Supervivientes y a El Internado a la vez, y la veía absurda. Por eso yo siempre decía que no la iba a ver, que no era para mí, hasta que alguien me convenció. Y a Él -además de a esos locos guionistas y a series yonkis- le doy mis gracias más profundas por estas maravillosas seis temporadas que hoy han llegado a su fin. «Tú eres friki por naturaleza», me decía. «Te encanta rallarte con la literatura, te tiene que encantar esta serie». Por aquel entonces era el parón de guionistas y Él me propuso empezarla desde el principio conmigo, acompañarme en el viaje hasta que juntos nos engancháramos al ritmo de los nuevos capítulos.
Empecé con sensaciones adversas -vidas pasadas un tanto extrañas, llantos insufribles por querer salir de allí…- pero acabé viendo más de un capítulo por día y sin poder parar. Para mí lo peor fue llegar al ritmo de USA y tener que esperar una semana, o incluso más, para  poder ver un nuevo episodio de esta magnífica y especial historia.

Me enamoré de Jack desde un principio, pero no fue hasta la aparición de Ben Linus y mis pesadillas con sus terroríficos ojos saltones cuando me di cuenta de que ya no podía vivir sin la serie. He envidiado a Kate y Juliet y a la vez he sentido pena por ellas, me he quedado asombrada por Sayid y su admirable fuerza, he alucinado con la íncreible personalidad Sawyer y sus apodos inigualables, le he cogido un cariño tremendo a Hugo, he desarrollado una confianza extrema hacia Locke, y una ternura insaciable hacia Claire, Charlie y su Aaron. He soñado con una relación como la de Bernard y Rose. He llegado a comprender a Jin pero sobre todo a ponerme en la piel de Sun, y creo que no había llorado tanto ante una pantalla como lo hice el día de su muerte. He echado de menos a Walt, pero sobre todo al espiritual Mr. Eko, y en mi recuerdo siguen la tierna Libby e incluso la odiosa Ana Lucía que ya no lo es tanto. He imaginado que yo era Richard Alpert, Jacob, o hasta su madre, y he divagado sobre cómo acabar con el dichoso humo negro. He pensado y repensado teorías, las he comentado con mis amigos y he vivido momentos que difícilmente pueda revivir.
¿Y ahora qué? Ha llegado el final y con él una dura despedida. A muchos les ha decepcionado y yo lo entiendo, esperaban más respuestas. Yo misma, fan absoluta de la ciencia ficción y la filosofía pero escéptica hasta la médula, no he parado durante toda la serie de pedir explicaciones y enlaces correctos y muchos -tal vez demasiados- se han quedado en el aire. Pero, a pesar de todo, he quedado muy satisfecha. La historia ha tenido un principio y un fin donde lo más importante ha sido el largo camino dce entresijos que hay entre ellos. Y ese fin es mucho más complejo de lo que algunos han querido ver.

[Aquí hago un inciso para cagarme en la madre que parió a los del debate de Cuatro que ha seguido a la retransmisión del capítulo final -con fallos en los subtítulos, por cierto-. A la García-Siñériz: si no has visto el capítulo, ¿qué haces ahí? Y, sobre todo, a la tipa de rojo: si no has entendido el final, cállate y no lo reduzcas a un simple sueño ni a que todos hubieran muerto en el avión.]

El final ha sido predecible pero sorprendente, místico pero hermoso a la vez, tenso pero muy sentimental, y sobre todo, bonito. Es un final. Discutible, claro, pero totalmente lícito y admirable. Un final que ha mantenido fielmente la audacia narrativa que ha caracterizado a la serie desde sus inicios. Una serie que ha llevado a los extremos los flashbacks, que nos dejó perplejos cuando los combinó con flashforwards sin avisarnos, que ha combinado realidades paralelas y viajes en el tiempo con dificultad pero con maestría, y que en el capítulo final ha enlazado las vidas de los personajes y sus encuentros con una emotividad y una fuerza impresionantes.

Lost ha demostrado, a pesar de que podemos encontrar múltiples vinculaciones y similitudes con otras series y libros, que no todo estaba escrito. Y esos personajes cuyas biografías hemos ido tejiendo a través de los capítulos y las temporadas, todos ellos, por mucho que Lost haya terminado, van a quedar por siempre en nuestras memorias. Y lo mejor, es que a pesar de haber llegado al fin, el misterio continúa. Y todos estamos muertos, pero nadie muere solo, por mucho que nos dijeran que «vivir juntos, morir solos». Y todo, absolutamente todo, pasa por una razón, sólo falta saber encontrarla.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Él dice:

    Ehhh! que està molt xulo!!!

    Veus com sí que saps? A mi m’agrada més que escrigues de estes coses que de modelitos, jeje

    Ara lo que tenim que fer es tornar a començar des del principi i au, segur que senterem de moltes més coses.

    besitoooos!

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