Desde que vi por primera vez el anuncio un día tumbada en la playa todavía en bikini supe que lo quería. Y más por ese precio (29’90 euros). Igual yo no soy Kate Moss, pero me siento un pelín diva con él puesto. Llevaba un par de semanas entrando a Mango y aún no estaba, pero este sábado lo encontré. Y me lo quedé. No hay más que hablar. Igual lo llevamos casi todas este invierno, pero me da igual. Yo lo vi primero. Y además me recuerda a un abrigo que llevaba mi abuelo cuando yo era pequeña, y eso es un valor añadido.