No soy un ángel. Ni de carácter ni de cuerpo. Ni ganas de serlo. Los famosos ángeles de Victoria’s Secret -supuesto cánon de belleza suprema- son de mentira. No comen ni beben durante varios días antes del desfile y se pasan la vida obsesionadas con su peso y sus medidas. Y así no se puede vivir. Por no hablar de la obsesión que provocan en jóvenes, no tan jóvenes, e incluso niñas, por estar como ellas y que conlleva enfermedades gravísimas.
Menos mal que parece que el mundo va cambiando. Yo aún tengo suerte y puedo vestir con ropa de tiendas low cost típicas (salvo en tema sujetadores, en ese tema me cabreo con Inditex, con Women’s Secret y con todas las grandes marcas que no hacen lencería decente a precios accesibles para las que no cabemos en una copa B o C). Y, aunque espero mantenerme así (hoy he decidido volver a salir a correr y a hacer algo de ejercicio), quiero que si alguna vez mi cuerpo ya no cabe en una L o XL de Zara no me sea difícil encontrar ropa bonita y barata.
Desde pequeña he vivido como a mi querida madre le costaba mucho encontrar ropa de tallas grandes que no fuese fea o carísima. Afortunadamente, con tiendas como October, M&S (si buscas bien), Violeta by Mango o H&M plus, la cosa está empezando a mejorar.
Además cada vez son más las #curvyblogger que defienden que las tallas grandes no están reñidas con el estilo y las modelos #plussize empiezan a llenar campañas incluso de grandes marcas que se rinden ante la evidencia de los cuerpos reales.
Con todo esto no estoy diciendo que la obesidad sea sana y está claro que siempre hay que cuidarse, pero las mujeres grandes tenemos derecho a vivir y a vestir bien y está claro que la belleza y la salud no vienen estrictamente definidas por una talla pequeña. #EsoEsAsí



Podéis ver más ejemplos en este artículo de S Moda.
Ole tú!