¡Hola! He decidido volver al blog para contaros nuestra última escapada a Berlín, tal y como hice con nuestro viaje a Nueva York. Creo que es una buena forma de guardar nuestros “diarios de viaje” y que además puede serviros si tenéis pensado visitar Berlín próximamente, ya que es una ciudad enorme y no precisamente fácil (yo me leí tropecientos blogs sobre qué ver en 3 o 4 días en Berlín pero al final lo planifiqué como me dio la gana).
¿POR QUÉ BERLÍN?
En nuestro caso, porque era una de las capitales europeas que teníamos pendientes, porque nos habían hablado muy bien de la ciudad y, por supuesto, porque Ryanair ofrece vuelos asequibles desde Alicante incluso en agosto.
¿QUÉ HAY QUE RESERVAR CON ANTELACIÓN PARA VISITAR BERLÍN?
En realidad, no hay nada estrictamente necesario salvo la visita a la famosa cúpula del Bundestag diseñada por Norman Foster (es gratuita y se hace a través de la web oficial varios días antes).
También podéis coger la Berlin Welcome Card en cualquier web para los días que vayáis y según vuestros intereses (se pueden incluir los museos o solo el transporte para las zonas AB o ABC) y así recogerla nada más lleguéis en cualquiera de los Tourist Info de la ciudad (incluidos los de los aeropuertos), pero también podéis comprarla directamente allí sin problema. Es más, os recomiendo que NO reservéis ningún tour ni actividad con antelación ya que una vez tengáis la Welcome Card os hacen buenos descuentos en la gran mayoría de ellos. Nosotros optamos por la Berlin Welcome Card de 4 días para las zonas ABC (porque queríamos visitar Potsdam), que cuesta 37€ por persona.
¡Ah! Y llevad algo de dinero en efectivo porque hay algunos puestos callejeros y tiendecitas que no aceptan tarjeta y la mayoría de baños públicos requieren monedas de 50 céntimos.
¿DÓNDE DORMIR EN BERLÍN?
El alojamiento en Berlín puede ser complicado porque es una ciudad muy grande (9 veces más extensa que Barcelona), por lo que lo más importante es que el hotel o apartamento esté cerca de una de las principales paradas de metro o estaciones mejor comunicadas. De hecho, aunque se puede pensar que la zona de la Puerta de Brandenburgo es la mejor, en realidad por la noche no tiene mucha vida y no está tan bien comunicada como la zona de Alexanderplatz, la East Gallery o Berlin Hauptbahnhof.
Nosotros nos quedamos en el Hampton By Hilton cercano a la Alexander Platz gracias una buena oferta con desayuno y cancelación gratuita de Booking y hemos estado muy cómodos y bien comunicados, es una zona con mucha vida. Pero pasemos ya a los detalles del viaje…
DÍA 0 – VIAJE A BERLÍN
Nuestro vuelo salía sobre las 7 de la tarde de Alicante hacia el aeropuerto de Tegel pero salió con más de una hora de retraso por lo que no llegamos hasta pasadas las 23h de la noche. Por eso, aunque habíamos visto que se podía llegar en transporte público, optamos por un taxi al hotel que nos costó 25€ y tardó unos 25 minutos. Check-in y a dormir, que al día siguiente madrugábamos mucho.
DÍA 1 – DESCUBRIENDO BERLÍN
Aunque la gente recomienda subir a la cúpula del Reichstag al atardecer para ver cómo va iluminándose la ciudad, como no sabía qué día nos iba a venir mejor y estaba haciendo bastante calor (ningún día nos hizo falta la chaqueta ni por la noche), preferí reservarlo para el primer día a primera hora de la mañana y dejarlo hecho. Así pues, hicimos la visita a las 8.30h (previamente recogimos nuestras Welcome Card en el Tourist Info del hotel Park Inn para poder llegar en transporte público) y nos gustó mucho porque la temperatura aún era buena (hay que tener en cuenta que no están nada preparados para el calor y no hay aire acondicionado en casi ningún sitio público) y el sol estaba bajito pero permitía apreciar bien toda la ciudad. Además la audioguía te lo va explicando todo, está genial.
Después nos fuimos hasta el Free Tour de Sandemans (aviso, no me pagan nada ni tengo descuento extra pero voy a hacerles mucha publicidad porque son muy buenos) que empezaba a las 10h frente al Starbucks de la puerta de Brandeburgo (reservas en su web o a través de Civitatis). Nos tocó un guía catalán llamado Xavi, muy majo, que nos llevó por los puntos principales de esa zona (Monumento a los Judíos Asesinados, el Checkpoint Charlie, Universidad de Humblebolt, la Bebelplatz con las dos iglesias gemelas, etc.) mientras lo contextualizaba todo y nos contaba la historia de la ciudad. Él mismo nos ofreció el resto de tours de la compañía que con la Welcome Card tienen un 30% de descuento y cogimos el del Berlín Alternativo para esa misma tarde a las 14.30h, el del Tercer Reich para el día siguiente a las 14.30h y el de la cerveza para las 18h.
Hay que tener en cuenta que más del 80% de Berlín fue destruida en la II Guerra Mundial y casi todo es nuevo o reconstruido por lo que los tours explicativos resultan fundamentales para entender bien la ciudad.
El free tour terminó sobre las 13.15h por lo que decidimos comer algo rápido de camino al siguiente tour y nos encontramos con un Green Little Rabbit, un sitio de ensaladas al gusto que nos sorprendió muy gratamente. El tour del Berlín Alternativo (más bien de Arte Urbano en Berlín) lo hicimos con un granadino llamado David que sabía mucho del tema. Lo de que Berlín es la capital de los graffitis se queda corto. Es imprescindible visitar esos sitios tan sorprendentes como un antiguo polígono reconvertido en zona de ocio alternativo, los callejones, etc.
Como el tour terminó sobre las 18h frente a la East Gallery (1,3km de muro lleno de murales pintados), decidimos recorrerla entera y, siguiendo el consejo de David, tomarnos una cerveza mirando al río Spree en el Holzmarkt, un sitio precioso todo de madera con muy buen ambiente. Volvimos paseando por el río (lleno de gente joven y artistas callejeros) hasta el famoso puente de Oberbaum, donde justo debajo, a la entrada del barrio turco de Kreuzberg, se encuentra la archiconocida Burgermeister (no sabemos si son o no las mejores hamburguesas de la ciudad, pero sí que están espectaculares y genial de precio, y más si las coges para llevar y compras las cervezas en el supermercado de enfrente, ya que allí venden alcohol a cualquier hora y está permitido beber en la calle).
DÍA 2 – MÁS BERLÍN
El tercer día pasamos la mañana por nuestra cuenta, visitando la Alexanderplatz al detalle (a la Torre de la Televisión decidimos no subir), con la Fuente de Neptuno y la iglesia St. Marienkirche, que están a dos pasos. Muy cerca está el inconfundible edificio del Ayuntamiento Rojo de Berlín y el Marx-Engels Forum, un pequeño parque donde se encuentra la famosa estatua de Marx y Engels. Cruzando la calle desde el parque llegamos a la Catedral de Berlín y, desde allí fuimos al barrio de Nikolai, el más antiguo de la ciudad -aunque, cómo no, reconstruido-.
Después cruzamos a la isla de los museos donde nos habían recomendado el Museo del Pérgamo (19 euros/persona), que tiene una colección con algunas de las maravillas del mundo como la Puerta de Istar de Babilonia, el Altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo de más de 2.000 años y la puerta del mercado romano de Mileto (¡menudos ladrones!), pero lo vimos bastante rápido para poder comer antes del tour del Tercer Reich. A comer fuimos a un italiano llamado Casa Italia que estaba bastante bien y cerca de la puerta de Brandenburgo.
El tour del Tercer Reich lo hicimos con Kelsang, un chico muy majo de Ontinyent, que sabía muchísimo sobre la historia de Alemania y el nazismo (aunque lo hayas estudiado y/o visto pelis sobre el tema, es fundamental que te lo cuenten in situ). Y tal cual terminamos fuimos corriendo al de la cerveza, que afortunadamente empezaba justo donde terminaba el otro, junto a la nueva sinagoga. El tour de la cerveza lo hicimos con un guía argentino llamado Gustavo y, además de para probar 6 cervezas distintas y aprender más sobre ellas, nos sirvió para desconectar un poco de tanta tragedia y socializar con otros hispanos.
Para cenar queríamos probar el famoso kebap de Mustafa pero estábamos cansados (y algo borrachos) como para cruzar media ciudad en transporte público y hacer una larga cola, así que nos conformamos con un kebap cualquiera de la Alexanderplatz que no estaba mal y volvimos al hotel a descansar.
DÍA 3 – POTSDAM
La ciudad de Potsdam es una excursión imprescindible desde Berlín, y sin duda constituye uno de los principales lugares de interés de Alemania. Esta excursión sí que la reservamos con Civitatis porque nos permitía cogerla directamente con el descuento de la Berlin Welcome Card y fue con otra compañía de tours en español (Cultour). Sus tours siempre salen desde la Alexanderplatz y a nosotros nos tocó una guía gallega llamada María que nos acompañó tanto por el centro histórico de la ciudad como por la zona de palacios (L’orangerie y Sans Souci), el cementerio rojo o el barrio holandés. Nos dejaron algo de tiempo para comer en la calle principal que va de la Puerta de Brandeburgo (sí, en Potsdam también hay una) a la iglesia y nos aventuramos en un vietnamita que ofrecía sushi (hay miles por todo Berlín) que resultó estar buenísimo y ser muy barato.
A la vuelta, María nos recomendó parar en la estación del zoo de Berlín para visitar la iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, con su torre partida desde la guerra, y pasear por las tiendas de la zona hasta llegar a las famosas galerías KaWeDe. Desde allí, cogimos el metro para ver la exposición de Dalí que hay en la Potsdamer Platz (si os gusta Dalí es bastante recomendable y cuesta 9,50 euros con el descuento más 2 euros si quieres hacer fotos).
Como el cansancio ya pesaba, decidimos pasar un rato por el hotel a descansar antes de cenar por la zona y luego fuimos a Lia’s Kitchen, una hamburguesería vegana muy pequeña y agradable donde estaba todo riquísimo. Como era nuestra última noche, fuimos a dar el típico paseo nocturno para ver los monumentos iluminados aunque la verdad es que, más allá de la Puerta de Brandeburgo, la iluminación en Berlín es más bien escasa.
DÍA 4 – BERLÍN SUBTERRÁNEO
Para la última mañana necesitábamos un plan que no se alargara más allá de las 12.30h, ya que a las 15h salía nuestro vuelo de vuelta. Dudamos entre hacer uno de los cruceros por el río Spree y un tour subterráneo y finalmente nos decantamos por la segunda opción, que fue todo un acierto. Los tours subterráneos de Berlín los hace todos la asociación Berliner Untelwelten, situada junto a la parada de metro de Gesundbrunner, una de las más profundas de la ciudad. Las entradas cuestan 12€ por persona, solo pueden conseguirse yendo allí a partir de las 10h de la mañana, y el primer tour en español es a las 10.30h y dura una hora y media, con lo que nos venía perfecto. El tour «Mundos en Tinieblas» te enseña uno de los búnkeres que ha permanecido intacto después de la guerra y Ana, la guía, nos ha contado maravillosamente cómo funcionaban. Además hemos podido ver objetos de la época y aprender cosas muy interesantes. Por cierto, en estos tours no se pueden hacer fotos, pero merecen mucho la pena.
Y después ya solo quedaba recoger las maletas, ir al aeropuerto y volver…
INFORMACIÓN IMPORTANTE sobre el traslado al aeropuerto de Tegel: aunque muchos blogs y webs pongan que hay un bus directo a la AlexanderPlatz llamado TXL Express, eso ya no es así. El bus ahora sale solo desde la estación central Hauptbahnhof (desde Alexanderplatz hay que coger primero el bus 245).
Y hasta aquí este caluroso pero interesantísimo viaje (imposible imaginar que fuéramos a sudar tantísimo, sobre todo en el transporte público). Lamentablemente, siempre hay cosas que se quedan pendientes (que nos habían recomendado o habíamos leído) y, aunque nosotros no las hayamos podido o querido hacer, os las dejo por aquí por si queréis añadirlas a vuestro plan:
– Visitar el campo de concentración de Sachsenhausen (todas las compañías ofrecen tours pero como estuvimos en Auschwitz en Polonia ya teníamos suficiente)
– Hacer alguno de los tours en barco por el río Spree (desde 17€)
– Recorrer la ciudad en bicicleta o patinete eléctrico (los hay por todas partes)
– Subir a la Torre de la Televisión (16€ o 12,50€ con descuento)
– Visitar otros museos de la ciudad (hay más de 100 y muchos son interesantes, dependiendo de los gustos de cada uno)
– Entrar a la catedral y subir a su cúpula (7€)
– Bañarse en la piscina Badeschiff que hay en medio del río (6,5€)
– Ir a cantar al Karaoke Mauer Park
– Salir por alguna de las discotecas famosas de Berlín (a nosotros no nos va el techno)
– Subir en globo aeroestático (30€)
– Meterse en un Teledisco a hacer el tonto (es una especie de fotomatón en el que eliges una canción de Spotify y los efectos de discoteca que quieres y te haces fotos y vídeos, con amigos tiene que molar mucho)
– Probar los donuts veganos de Brammibal’s
Y ahora sí… FIN. ¿Cuál creéis que será el próximo viaje?